Mantenimiento del refrigerador

Hay una serie de trabajos de mantenimiento que podemos efectuar para alargar la vida útil de un refrigerador y mantenerlo siempre impecable.

Los refrigeradores con descongelamiento manual requieren de poco mantenimiento.

Solo habrá que descongelarlos cuando se ha acumulado hielo en un espesor de aproximadamente 6 mms. o más en las paredes interiores, pues esta capa limita el correcto funcionamiento y baja su rendimiento.  Normalmente se debe descongelar más o menos cada 3 meses. Si no va a usar su refrigerador durante un tiempo, es conveniente descongelarlo, secarlo y dejar las puertas abiertas, con el fin de evitar la formación de hongos y malos olores.
 
Para descongelarlo ponga el termostato en OFF,  desenchufe el electrodoméstico y espere hasta que se derrita el hielo. Mientras tanto, saque los alimentos de su interior. Se puede acelerar el proceso de descongelación introduciendo recipientes de agua caliente y cerrando a continuación las puertas.  No use ningún objeto punzante para eliminar la escarcha, porque podría perforar el circuito de refrigeración.  Una vez que el hielo se haya derretido completamente, limpie el refrigerador por dentro, vuelva a poner en ON el termostato, enchufe el refrigerador y espere hasta que alcance su temperatura de trabajo. Sólo entonces vuelva a introducir en él los alimentos.   
 
Los refrigeradores con descongelamiento automático es recomendable descongelarlo al menos 1 vez al año, pero no necesitan descongelado manual ya que, cada 6 a 8 horas el refrigerador calienta ligeramente su circuito de refrigeración, con lo cual derrite cualquier posible acumulación de hielo o escarcha. El agua resultante escurre por una canaleta hacia una bandeja o cubeta ubicada en la parte inferior del refrigerador, sobre el motor. Esta agua, antes de evaporarse debido al calor del motor, ayuda a refrigerarlo.

Cuando vaya a limpiar su refrigerador tome en cuenta lo siguiente:

Antes de realizar cualquier tipo de limpieza, desconecte el refrigerador de la red, retirando el enchufe principal del tomacorriente o desconectando el fusible. Nunca tire del cable.  Límpielo, si es posible, todas las semanas, así los alimentos se mantendrán más frescos y el refrigerador no tomará malos olores.   Nunca utilice un limpiador a vapor para limpiar el refrigerador. El vapor podría entrar en contacto con las partes eléctricas del aparato y causar cortocircuito o descargas eléctricas.  Tanto para la limpieza interior como para la externa, nunca utilice cloro, alcohol puro, solventes, desinfectantes, parafina, bencina, vinagres puros, aceites, ácidos, abrasivos, productos que contengan amoníaco, ni ningún otro líquido inflamable, pues los vapores pueden causar incendios o explosiones.

Para la limpieza exterior use un paño humedecido en una solución jabonosa y luego enjuague.  No utilice detergentes abrasivos o corrosivos, pues dañaría la pintura.

Considere que con el tiempo, la bandeja inferior puede empezar a despedir mal olor, por esto se recomienda sacarla periódicamente para su limpieza, retirando la rejilla inferior y deslizando la bandeja hacia afuera.  Si ve que se ha formado moho, límpiela más seguido.

En la parte de atrás del refrigerador hay una serie de serpentines y un ventilador que enfría. Es necesario limpiarlos al menos 1 vez al año. Desenchufe el refrigerador y use una escobilla y una aspiradora para sacar las pelusas, pelos de animales u otras partículas que puedan quedar en los serpentines.

Las gomas también requieren de cuidado ya que están sometidas a un esfuerzo constante y sufren deterioros que pueden hacer que el aparato no cierre herméticamente y se produzca escarcha con mucha rapidez. Si las gomas no cierran herméticamente, ya sea por rotura o endurecimiento, deberá cambiarlas.

Para limpiar el interior del refrigerador, retire los alimentos, empezando por los de la puerta y remueva todos los accesorios internos.
Utilice una esponja húmeda, agua y un producto no abrasivo.  Para quitar los malos olores producidos por hongos y bacterias, utilice una solución de agua con bicarbonato de sodio (1 cucharada por litro de agua) y luego enjuague con agua limpia. Séquelos cuidadosamente.  Para quitar manchas amarillas, frótelas con medio limón y déjelas reposar unos minutos, las manchas desaparecerán.

 

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